domingo, 27 de enero de 2013

LA DICTADURA DE MIGUEL PRIMO DE RIVERA



http://www.slideshare.net/tamames/power-point-historia-dictadura-primo-de-rivera

POLÍTICA:

      Al terminar la 1ª GM se produce en España: 

 1º.- Una tardía revolución industrial que crea una gran burguesía gracias a las industrias textiles en Cataluña y siderúrgicas en el País Vasco. 
 2º.- Toma de conciencia del proletariado como grupo reivindicativo.

      El terrorismo de uno y otro lado sacuden el país. El gobernador civil, Martínez Anido, pone en práctica la Ley de Fugas. En 1921 unos anarquistas de la CNT asesinan al presidente del Consejo de Ministros, don Eduardo Dato. Continúan los asesinatos por unos y por otros. 


Asesinato de Eduardo Dato

      A la inseguridad ciudadana se le une la sangría de la guerra de Marruecos, hasta el punto que los soldados del Regimiento de Navarra se niegan a embarcar. Además está el expediente Picasso, relativo a las responsabilidades por el desastre de Annual. 

      Ante tal situación , el 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña don Miguel Primo de Rivera, desde la capitanía de Barcelona convoca a los diarios y les entrega una nota en las que expone los problemas que necesitan solución: terrorismo, inflación, desórdenes financieros, propaganda comunista, impiedad, agitación separatista y el problema de Marruecos. Con ello justifica el golpe, además apenas hay oposición, salvo por los la CNT y y el Partido Comunista. 1923 cierra el ciclo de la Restauración y da paso a 7 años de profunda transformación de España. La Dictadura de Primo de Rivera tiene un carácter regeneracionista.


       Los “felices años 20” en España se caracterizan por: 

        1º.- Una intensa reforma de la administración local ideada por excelentes administrativistas como Calvo Sotelo. 
         2º.- Nueva concepción de la política económica caracterizada por el proteccionismo: aparecen los monopolios como Telefónica, Campsa y Tabacalera, se mejoran notablemente las infraestructuras y se crea la Confederación Hidrográfica. El PIB y la Renta per Cápita crecen notablemente. Es una época de estabilidad económica. 
         3º.- Desde el punto de vista social, la situación de la mujer mejora notablemente, curiosamente el Estatuto Municipal, promulgado el 8 de marzo de 1924, otorgaba por primera vez el voto a las mujeres y les daba la posibilidad de ser elegibles. Por otra parte es un periodo de paz social, aparecen los sindicatos verticales, se crea la Seguridad Social, el seguro de maternidad y el subsidio a familias numerosas 
          4º.- Ser un periodo de efervescencia intelectual: en esta etapa conviven la generación del 98, arrastrando su pesimismo ante España, con Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín, Machado, y otros, la de 1913, con Ortega y Gasset, Azaña, D’Ors, Sánchez Albornoz, etc. y la del 27, con Pedro Salinas, Guillén, García Lorca, Ramón J. Sender, etc. 

    La Dictadura se divide en dos etapas, la del Directorio militar (1923-1925) y la del Directorio civil (1925-1930) 

     El Directorio Militar con poder ejecutivo estaba formado por 9 generales de brigada y un almirante. Se suspende la Constitución, se disuelven los ayuntamientos, se prohíben los partidos políticos y se declara el estado de guerra. Se disuelven las Cortes y se prohíbe toda lengua que no sea el castellano. Su política represiva con el anarquismo y el comunismo y el que mejore la situación económica favorece la disminución de la agitación social. Aprueba el Real Decreto Ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército, por el que se reduce el tiempo del Servicio Militar y establecen incentivos para ingresar en la Escala de Complemento de la Oficialidad. 


       En 1925 se establece el Directorio Civil formado por tecnócratas. Por otro lado se crea la Unión Patriótica, formada por hombres del entorno ideológico de Maura, del cristianismo social y del catalanismo regionalista y moderado. 




         El 5 de septiembre de 1926 publica el manifiesto al país en el que resume su concepción de Estado: “Fracasado el Sistema Parlamentario en su forma actual... nadie que no estuviera loco pensaría en restablecerlo en España... el Gobierno y la Unión Patriótica tienen la concepción de un Estado de nueva estructura... célula principal de la Nación ha de ser el Municipio y de él, la familia, con sus rancias virtudes y su moderno concepto ciudadano. Núcleo, la provincia, y vértebra principal que dirija todo el Sistema, el Estado...” 

        En 1927 se convoca la Asamblea Nacional, se abole el sistema liberal y se ataca a los viejos partidos, lo cual provoca que los políticos monárquicos se opongan a Primo de Rivera. A partir de este momento se producen una serie de importantes reformas que supondrán la modernización del país: Calvo Sotelo presenta el proyecto sobre el nuevo régimen local, anticaciquil y democrático, que incluía: representación proporcional, voto de la mujer, supresión de los recursos gubernativos, autonomía municipal plena, desaparición de concejales interinos y alcaldes de Real Orden, Carta municipal.... Decreta la Legislación del Trabajo, la Ley del descanso nocturno de la mujer obrera, el seguro de maternidad, el fondo de garantía de accidentes de mar, el retiro obrero, la cración del tesoro del emigrante, el fomento del Instituto Nacional de Previsión y la creación de subsidios para las familias numerosas; pero su obra más destacada fue la creación de un sistema corporativo cuyos pilares estaban constituidos por dos Decretos-Ley: el Decreto-Ley de Organización Corporativa Nacional publicado en 1926 y el Decreto-Ley sobre Organización Corporativa de la Agricultura del año 1928. 

      Su concepción del Estado se caracteriza por ser intervencionista en temas sociales, porque el Estado debe velar por el bien común y porque el Estado se vertebra por medio de corporaciones profesionales (especie de sindicato vertical). 

       En la última etapa, Primo de Rivera es consciente de la oposición que presentan la Universidad, los intelectuales, los republicanos, los sindicatos, el nacionalismo radical catalán y el descontento de una parte del Ejército, por lo que pregunta a la cúpula militar si siguen confiando en él, ante la negativa, presenta su dimisión en enero de 1930. 

       Marruecos y la política exterior

      Tras la pérdida de las colonias americanas y de Filipinas a España sólo le quedaba África, por lo que orienta la política exterior a mantener buenas relaciones con las potencias europeas. 

     Al principio Primo de Rivera es partidario de abandonar Marruecos para dedicar todos los recursos en mejorar la situación de España. Negocia con Gran Bretaña el cambio de Ceuta por Gibraltar e intenta llegar a un acuerdo con Abd el-Krim para el cese de hostilidades. Pero poco después, ante las circunstancias, cambia de parecer. 




Abd el-Krim

       En 1923 tiene lugar la Conferencia de Londres en la que Gran Bretaña aboga por la internacionalización de Tánger. 
       En 1924 en la Conferencia de París se llega al Acuerdo provisional sobre Tánger. 


      
Protectorado español en Marruecos

Primo de Rivera opina que era precisa la colaboración militar y política entre Francia y España, pero Francia no está de acuerdo. El General se desplaza personalmente a Marruecos en 1924 y asume el mando de las operaciones. Afianza las plazas de Melilla, Ceuta, Tetuán y Larache en lo que se denomina la “Linea de Primo de Rivera”. Negocia con Abd-el –Krim la liberación de prisioneros. Ante el repliegue español, Francia se alarma por entender que sus fronteras quedan desprotegidas y exhorta a los otros países a que revisen los Tratados, pero Gran Bretaña opina que España está en su derecho de ocupar la zona que quiera de su Protectorado. 

      En 1925 se celebra en Madrid la Conferencia hispano-francesa, los españoles tratan de modificar el Estatuto de Tánger a cambio de ventajas a Francia en el Protectorado español, pero ni Francia, ni Gran Bretaña quieren tocar el Estatuto de Tánger. En septiembre tiene lugar el desembarco de Alhucemas, en el que intervienen 13.000 soldados, el Tercio, artillería, tanques, acorazados, cruceros, portahidroaviones, navíos menores y aviones. Primo de Rivera estudia detenidamente las causas del fracaso del desembarco aliado en Gallipoli durante la 1ª GM con el fin de evitar otro desastre. La operación es un éxito, incluso en el futuro la táctica será estudiada por Eisenhower para trazar el desembarco de Normandía.




 Desembarco de Alhucemas

        En 1926 se firma en Madrid el Convenio de Cooperación hispano-francés en el norte de Marruecos por el cual, una vez que se tomen posiciones, los españoles las afianzarán y someterán a Abd-el-Krim, acordando con los rifeños el desarme, la entrega de prisioneros el sometimiento al Sultán y el alejamiento de la residencia de Marruecos. Pero en la Conferencia de Uxda los rifeños no admiten estas condiciones. Los franceses y españoles toman Targuist y Abd el-Krim se rinde incondicionalmente. Triunfo que Primo de Rivera aprovecha para solicitar un puesto permanente en la Sociedad de Naciones reivindicando el derecho sobre Tánger. 



LA SOCIEDAD



En política social, el general Primo de Rivera tenía opiniones convencionales y paternalistas, y su objetivo nunca fue llevar a cabo una transformación radical de tipo social.
Para poder tener una visión de la sociedad y qué reformas se llevaron a cabo durante la Dictadura de Primo de Rivera hay que distinguir cinco apartados.

1º) El primero de ellos sería la paz social. En lo referente a la política social existían dos líneas: una de ellas propugnaba una política social como elemento de represión y de control social, y la otra línea política consistía en ejercer un papel regulador y de arbitraje en los conflictos sociales.

Para mantener la tranquilidad en las calles, la Dictadura de Primo de Rivera le ofrece al sector reformista, representado por el PSOE-UGT, a cambio de su consentimiento para que el general ejerza el poder político y de la renuncia a la oposición, el mantenimiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora urbana; la eliminación de la competencia sindical real, con la represión de la CNT, a la que cerró muchos de sus locales y periódicos y también marginó a los sindicatos católicos; y una posición privilegiada de representación en los comités paritarios. Otro de los factores que influyó para que durante la Dictadura se mantuviera la paz social fue la sensación de autoridad que emanaba de las autoridades, así como el cansancio de la sociedad por la práctica del terrorismo por parte de los anarquistas. Además el Régimen se benefició del auge de la economía a nivel mundial.



En 1924 se promulgó la creación del Tesoro del Emigrante y la Dirección General de Emigración. En 1926 apareció el Código de Trabajo, aunque no llegó a realizarse por completo. Este mismo año se aprueba el subsidio de familias numerosas y en 1929 el seguro de maternidad.

Aunque la labor social más importante de la Dictadura, y quizá la gran responsable de que existiera una paz social durante este periodo, fue la creación de los comités paritarios, unas células primarias de la organización corporativa. En un segundo nivel estaban las comisiones mixtas provinciales y por último el órgano superior constituido por los consejos de la corporación de cada oficio. La representación de patronos y obreros era igual en cada nivel y la presidencia la ejercía una persona nombrada por el gobierno. Aunque hubo una mejora en las condiciones de trabajo, conseguida a través de la negociación, los mayores beneficios con los que contó  la clase obrera fue consecuencia de la estabilidad en el empleo y la extensión de la seguridad social.

Durante la Dictadura la familia obrera urbana tuvo un nivel de vida estable, pero la crisis financiera de 1929 puso de manifiesto la principal dificultad del Régimen: hallar el modo de financiar los planes sociales y de desarrollo sin provocar el rechazo del mundo de los negocios y los terratenientes.

2º) El segundo apartado sería la sanidad. En reglamentos y órdenes promulgados durante las dos primeras décadas del siglo XX se aprobaron las bases generales para la higiene. Dichas bases se limitaban a las corporaciones locales y centralizaban las normativas  sanitarias. Este proceso culmina durante los años de la Dictadura mediante el Reglamento Municipal de Sanidad aprobado por Real Decreto en febrero de 1925.

Un mes después se publica el Estatuto Provincial que imponía a las Diputaciones la obligación de crear y mantener un Instituto de Higiene. También este año se aprueba, gracias al Estatuto Provincial, el Reglamento de Sanidad, por el que se fusionan todos los organismos sanitarios de ámbito provincial en un único Instituto Provincial de Higiene.
La tarea de estos Institutos consistía en organizar núcleos sanitarios o circunscripciones sanitarias para poder atender de manera más eficaz a las distintas poblaciones.

Aunque este programa era ambicioso, la realidad fue que no respondió a las previsiones de las normativas ni al modelo de actuación diseñado.

En 1927, muchas diputaciones provinciales aún no habían puesto en marcha los Institutos y los ya existentes se limitaron a realizar campañas de prevención y defensa contra las enfermedades evitables.

3º) Otro apartado a tener en cuenta es la demografía. Durante los años de la Dictadura, y como consecuencia de las mejoras económicas, laborales y sanitarias, hubo un cambio demográfico importante.

La población española durante la década de los años veinte creció por encima de un uno por ciento anual. Este crecimiento se debió a una mejor alimentación y a las condiciones de higiene y sanidad. Desde 1920 hasta el fin de la Dictadura, tanto la tasa bruta de mortalidad como la de mortalidad infantil descendieron alrededor de un 28% y la esperanza de vida pasó de 40 a 48 años en los varones y de 42 a 52 en las mujeres.

Otro factor que tuvo influencia en el crecimiento de la población fue el descenso de la emigración exterior. Sin embargo hubo un aumento de las migraciones interiores y un crecimiento urbano debido a una demanda de trabajo como consecuencia de los  progresos de la industrialización en algunos núcleos de la península. La población empleada en la industria y los servicios sobrepasó por primera vez a la del sector primario. Por este motivo el volumen de desplazamientos interregionales fue bastante superior a  las migraciones internacionales.

4º) El cuarto capítulo importante en la Dictadura de Primo de Rivera fue el de la educación. A pesar de que el Régimen contó con el apoyo casi unánime de la Iglesia, el gobierno de Primo de Rivera comenzó una política de revitalización estatal de la enseñanza primaria, aunque la Iglesia acabó controlando el sector, ya que se introdujeron en la escuela estatal los valores religiosos, y a la vez se permitió el crecimiento de los centros religiosos privados.

Como los principios fundamentales de la ideología de Primo de Rivera eran el nacionalismo español y la religiosidad católica, entendía que la educación debía ser religiosa y patriótica. Por este motivo se aprueba un decreto en 1924 por el que se ordenaba destituir a cualquier maestro que enseñara a sus alumnos doctrinas opuestas a la unidad de la patria u ofensivas para la religión. De hecho las peticiones para abrir una escuela de carácter no confesional rara vez eran atendidas, ya que el control de la enseñanza seguía siendo favorable a la Iglesia que aumentaría su potencial educativo.

Aunque la figura del docente adquirió una gran importancia, sus sueldos eran bajos y había una gran desigualdad dentro del Cuerpo de Magisterio.


Personas que apoyaban al Dictadura propusieron un proyecto para recuperar la escuela primaria que consistía en la construcción de cinco mil escuelas. En 1927 se habían creado 2.800, pero faltaban 23.000 maestros para que cada sesenta niños tuvieran uno. Durante este periodo la inversión en educación subió un 58%, se construyeron ocho mil nuevas escuelas de primaria y la matricula escolar subió un 23%.

Otra de las preocupaciones de la Dictadura fue la lucha contra el analfabetismo, que obtuvo muy buenos resultados, ya que decreció hasta un 32%.

Por lo que respecta a la segunda enseñanza, no fue hasta 1926 cuando se comenzó a llevar a cabo una reforma. Una de las primeras necesidades era coordinar la enseñanzas primaria, la enseñanza secundaria y la universitaria.

El proyecto de Reforma diseñaba el bachillerato con un año de preparatorio, cuatro cursos para el bachillerato politécnico o general y dos años para el bachillarato universitario. La Religión pasaba a ser obligatoria, al igual que la Eduación Física.

Para evitar el abuso en los precios que cobraban los catedráticos de instituto por los textos que ellos mismos elaboraban y que imponían a sus alumnos, para el curso 1926-27 se establecía la utilización del texto único.

La enseñanza secundaria oficial abarcaba el 30% del total, el resto era enseñanza privada. Al final de la Dictadura se había pasado de 264 centros de sengunda enseñanza en el curso 1923-24 a 384 centros y las mujeres que accedieron a esta enseñanza pasaron de 7.302 a 10.507.

Para mejorar las condiciones de la vida universitaria se aprobó el Decreto de Restablecimiento del Patrimonio Universitario, la reorganización de los Colegios Mayores y el inicio en 1927 de la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid.

Con la entrada en la universidad de estudiantes de clase media, hubo unas diferencias de pensamiento con los estudiantes más tradicionales, lo que dio lugar a enfrentamientos y protestas, ante las que el Régimen reaccionó con una  fuerte represión. Primo de Rivera decretó el cierre de la Universidad, se llevaron a cabo detenciones de estudiantes, los rectores, decanos y directores fueron destituidos y se nombraron desde el Gobierno Comisarías Regias. Uno de los docentes que fue privado de su cátedra fue Miguel de Unamuno. Ramiro de Maeztu fue el único intelectual destacado que apoyaba al Régimen. En mayo de 1929 se restableció la vida académica, tras dar marcha atrás Primo de Rivera en la supresión de efectos económicos y administrativos que había puesto en marcha.

A pesar de todos estos hechos, el número de universitarios aumentó en un 30%, duplicándose la presencia femenina.

5º) El último apartado se refiero a las reformas para mejorar la situación de la mujer en España.

Las mujeres carecían de derechos políticos, pero a partir de la promulgación del Estatuto Municipal de 1924, se les otorgaba por primera vez el voto. Aunque sólo podrían hacerlo las mujeres cabezas de familia. Además podían ser elegidas concejales siempre que fueran mayores de veinticinco años.

En 1925 se promulgaba un Decreto-Ley sobre Organización y Administración Provincial, por el que se aprobaba el derecho de las mujeres para presentarse en las elecciones para las Diputaciones.

En 1926 se le reconoce a la mujer el derecho de poder intervenir y formar parte de las mesas electorales. En la Asamblea Nacional Consultiva abierta en 1927, había trece mujeres, la mayoría de ellas nombradas por destacar en sus profesiones.

El apoyo de Primo de Rivera a las mujeres abarcaba también el ámbito cultural. En 1927 se propone la candidatura del Concha Espina para ocupar un puesto en la Real Academia de la Lengua.

A pesar de todas las críticas que se puedan hacer a la Dictadura de Primo de Rivera por su visión paternalista a la hora de legislar, hay que decir que durante su mandato se introdujeron muchas mejoras, tanto en obras públicas, como en sanidad o en educación  además del gran avance que supusieron sus reformas para los derechos de la mujer.


ECONOMÍA

El principio fundamental de la política económica de la Dictadura sería el intervencionismo del Estado, con vistas al crecimiento de la economía nacional en una dirección proteccionista. El intervencionismo significaba la participación directa del Estado en la propiedad de los medios de producción y la actuación del sector público como garante de la estabilidad del mercado nacional para las empresas españolas y como facilitador de infraestructuras y de determinados elementos de producción básicos, por ejemplo los hidrocarburos, controlados gracias a la creación en 1927 del monopolio de importación y distribución de petróleo (CAMPSA).
En lo referente a infraestructuras, el Directorio civil emprendió un ambicioso plan de mejora de las carreteras existentes y construcción de otras nuevas, además de otras obras. El Estado, también, financió gran parte de la renovación de los ferrocarriles. Mención especial merece la creación de las confederaciones Hidrográficas en 1926 por el Conde de Guadalhorce, Ministro de Fomento, según el proyecto del ingeniero Lorenzo Pardo. En el caso de la Confederación del Ebro se aumentó la superficie regada en más del 50 por 100, planeándose además producir energía hidroeléctrica en un millón de kilowatios y repoblar más de un millón de hectáreas.
El sector público durante la época de la Dictadura concedió auxilios a diversas industrias, sin mostrar prevención contra la difusión de prácticas monopolísticas.

Entre 1922/1924 y 1928/1930, el PIB español, en pesetas constantes, creció a una tasa anual media del 2,4 por 100, claramente superior al ritmo de aumento de épocas precedentes. La renta per cápita, en el mismo período se incrementó un 1,3 por 100 cada año, también en pesetas constantes. Estas cifras desmienten el recurso a la economía para explicar el deterioro de la Dictadura, aunque es cierto que la política monetaria se encontró ante graves dificultades a finales del decenio de 1920, en su intento prioritario de defender el valor exterior de la peseta.


Los sectores que mayor contribución prestaron al crecimiento económico en la década de 1920 fueron la construcción, con una tasa anual media de incremento productivo del 5,4 por 100, entre 1922/1924 y 1928/1930, y la industria, con una tasa del 4,7 por 100, en el mismo período.
El esfuerzo desarrollado por ambos sectores resulta congruente con la orientación dada a la política de fomento en infraestructuras y al estímulo a las industrias básicas, como la siderurgia, que representó la demanda del sector público o de las compañías ferroviarias.
Preciso también es destacar el progreso de la exportaciones españolas, que aumentaron a un ritmo del 5,8 por 100 entre 1922/1924 y 1928/1930, frente al casi nulo incremento de las importaciones que sólo crecieron un 0,7 por 100 al año en dicho período. Sin embargo, la balanza comercial era deficitaria. La peseta mejoró su posición respecto a otras monedas a mediados del decenio de 1920, aunque luego experimentó un gradual deterioro hasta alcanzar un mínimo, en 1929, en el cambio con la libra esterlina y el dólar.

Aunque Calvo Sotelo pensó inscribir la moneda española dentro del sistema de patrón oro, una comisión de expertos nombrada para emitir un dictamen sobre dicha cuestión expresó su opinión contraria. A finales de 1928 Calvo Sotelo decidió seguir una política monetaria restrictiva, con subida de medio punto en el tipo de interés, acompañada por la intervención en el mercado de divisas en defensa de la peseta.
Durante la Dictadura se cerraron los presupuestos invariablemente con déficit, aunque fueron los resultados negativos generalmente superiores en la primera mitad del decenio a los de la segunda. En cualquier caso, el tamaño del déficit presupuestario, medido en relación con el Producto Interior, se redujo desde 1923 hasta 1929, sin superar nunca el 2,5 por 100.
La evolución de los precios durante los años de la Dictadura se caracterizó por una fuerte estabilidad hasta 1926. En los años del Directorio civil los precios tendieron a aumentar, siendo el índice de 1929 más de un 40 por 100 superior al de 1920. Precisamente esta tendencia alcista, junto con el persistente déficit de la balanza de comercio, es lo que hizo desistir a los inspiradores de la política monetaria del intento de adoptar el patrón oro.

Desde el punto de vista bancario el decenio de 1920 fue de consolidación de las grandes instituciones crediticias de banca mixta, cuyo peso específico dentro del sistema financiero aumentó considerablemente.
En España, los activos de la banca privada crecieron entre 1913 y 1929, a precios constantes, a una tasa del 7,3 por 100 cuando en el conjunto europeo lo hicieron al 3,l por 100. No obstante, hubo movimientos de tensión como en 1925, cuando quebró el Crédito de la Unión Minera, con dificultades en otros bancos menores, lo que ocasionó una conmoción no experimentada desde 1922, cuando suspendió pagos el Banco de Barcelona.

Los primeros años de la Dictadura de Primo de Rivera fueron de una cierta estabilidad en los cambios en general, vistos de una forma global, ya que si tuvieron un razonable crecimiento la renta y la cotización de las compañías industriales, la mala situación de los ferrocarriles y los problemas de ciertos bancos, hacen que el índice, que representa el conjunto de los valores, permanezca sustancialmente estable.
A partir de 1926, el Directorio Civil da un impulso extraordinario a la economía a través un empuje colosal a las obras públicas, que fueron financiadas con emisiones cuantiosas de deuda pública.
Por otra parte, la labor del Consejo Superior Bancario, los apoyos de liquidez del Banco de España y la razonable evolución económica dieron gran solidez a las empresas bancarias.

Las empresas ferroviarias, por su parte, vieron como el Estado se hacía cargo de una parte sustancial de su deuda -1.300 millones- Este aligeramiento de cargas permitió a los valores ferroviarios retomar el camino del alza, desde los niveles de "bajo par" del principio de los veinte. Además, la utilización de la energía eléctrica creció de manera exponencial durante este decenio, y las empresas productoras se beneficiaron de ello. Todos estos factores unidos, mejora de sectores clave e impulso de la economía por el Directorio Civil, dio lugar al "boom" de cotizaciones del trienio 27-29.
Durante los años veinte de la Bolsa de Madrid se hizo definitivamente una Bolsa industrial, en la que el peso de las acciones fue ya claramente mayor que el de las obligaciones y Deuda Pública.
Pero sin duda los valores más importantes que se introdujeron en Bolsa fueron la Compañía Telefónica y CAMPSA, que comenzaron a cotizar al final del decenio, 1929 y 1928 respectivamente.

A finales de 1929 tuvo lugar el famosísimo “crash de Wall Street” sin apenas repercusión en la Bolsa de Madrid, prácticamente estabilizada a niveles muy altos desde hacía más de un año.
La política expansiva del Directorio Civil chocaba con la contracción monetaria exterior, provocada por la implementación del patrón oro en los principales países, y la peseta se devaluó seriamente en 1929 y 1930. Por otra parte, la fortaleza política de la Dictadura se tambaleaba y ambos factores influyeron en el comportamiento de los cambios bursátiles, que ya no dejaron de caer, aunque todavía suavemente, hasta 1931. Las empresas cotizadas siguieron aumentando hasta llegar a 182 en 1930, de las que 47 eran eléctricas, 20 de ferrocarriles y 75 industriales y de servicios.




CULTURA

Durante la Dictadura de Primo de Rivera concurren 3 generaciones:
 -La del 98: Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Antonio Machado, Blasco Ibáñez, etc.
 -La del 13: Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Eugenio D’Ors, Wenceslao Fernández Flórez,  Gregorio Marañón, Picasso, etc
  -La del 27: Pedro Salina, Joan Miró, García Lorca, Jorge Guillén, Rosales, Buñuel, Dalí, etc.
Los escritores escribían tanto en prensa como libros y muchos tuvieron que enfrentarse al Negociado de Información y Censura, de ahí que se opusieran al Régimen.
Uno de los opositores más célebre fue Blasco Ibáñez, que vivía exiliado. Algunas de sus novelas se convirtieron en películas en Hollywood.
 Unamuno también fue expatriado, el día que salió de Salamanca, todos los comercios cerraron en señal de duelo.
  Son conocidos también los rifirrafes entre Valle Inclán y Primo de Rivera: éste último definió al primero como “eximio escritor y extravagante ciudadano”. Se le impuso una multa de 250 pts. y Valle Inclán no quiso pagar, por lo que se le metió 15 días en la cárcel.
 Primo de Rivera creó su propio diario, La Nación.

 En los cafés se reunían los intelectuales, y circulan las “Hojas libres” criticando al Dictador y a su política. Pero D. Miguel no tenía pelos en la lengua y contestaba a cada una de esas acusaciones en sus célebre “notas oficiosas”.
En 1923 se crea la Revista de Occidente por Ortega y Gasset
Se va gestando en la Residencia de Estudiantes la Generación del 27. En la Residencia se reunían a estudiantes-intelectuales y a profesores, al estilo de los colleges ingleses, donde además de cursos, laboratorios, clases, etc. se realizaban otras actividades culturales. Allí se creó el Comité de cultura Hispano-Inglés, gracias a la aportación económica del Duque de Alba.
Durante el Directorio militar se destituye al Patronato de la Residencia y se nombra a otro nuevo.
En la Residencia dieron conferencias: Einstein, Chesterton, Paul Valery, etc.
Colegiales de la Residencia fueron: García Lorca, Dalí, Buñuel, Pepín Bello, etc.

En 1924 se clausura el Ateneo por sus actividades contra la Dictadura
En 1925 se publica el primer Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
La novela rosa está en pleno apogeo con títulos como La muchacha que se declaró, Abandonada en el arroyo, etc.
Se homenajea a Santiago Rusiñol en Sitges.
Es la época de los vanguardismos artísticos: subrrealismo, cubismo, dadaísmo, futurismo, etc.
En 1927 el Premio Nacional de Literatura se reparte entre Concha Espina, Pérez de Ayala y Fernández Flórez.
En 1928 se crea en Cataluña el premio Joan Creixells para la novela catalana.
En 1929 se clausura la Universidad de Madrid, los catedráticos hacen causa común con los estudiantes: se dan de baja a los catedráticos Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Jiménez de Asúa, Sánchez Román y García Valdecasas.

CONCLUSIÓN
La dictadura de Primo de Rivera esta llena de luces y de sombras, ya que por un lado se consiguió modernizar España desde el punto de vista económico y se consiguió la paz social (gracias al apoyo de UGT y del PSOE), pero por otro se restringieron las libertades políticas y hubo represión ante la disidencia.

Miguel Primo de Rivera fue un dictador “sui generis” que nunca tuvo intención de perpetuarse en el poder y que dimitió en el momento en el que no se sintió apoyado.




  Referencias bibliográficas

Albasanz Mata, Encarnación y Auñón Manzanares, Luisa. “El problema de África durante la Dictadura de Primo de Rivera a través de las Actas de los Consejos de Ministros de los años 1925 a 1930”. Revista Aldaba (26 septiembre 1995), 26, pp. 13-89.
Carr, R. España, 1808-1939. Barcelona: Ariel, 1992. 
Díaz Fernández, Paloma. “La dictadura de Primo de Rivera. Una oportunidad para la mujer” Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Historia Contemporánea, (2005) 17, pp 175-190. 
Editorial. “La Dictadura de Primo de Rivera”. Bolsa (Octubre 2006), pp. 48-52.
González Martínez, Carmen. “La Dictadura de Primo de Rivera: una propuesta de análisis”. Anales de Historia Contemporánea, 16 (2000), pp. 337-408. 
Martín Tornero, Antonio. “El desembarco de Alhucemas. Organización, ejecución y consecuencias. Revista de Historia militar (1991), año XXV, 70, pp. 199-262. 
Perfecto García, Miguel Ángel. “Corporativismo y catolicismo social en la Dictadura de Primo de Rivera”. Studia Historica-Historia Contemporánea, (1984) vol. II, 4, pp. 123-148. 
Perfecto García, Miguel Ángel. “La dictadura de Primo de Rivera: 60 años después”. Studia Historica-Historia Contemporánea (1983), 1, pp. 223-226.
Quirosa-Cheyrouze y Muñoz, Rafael. “Gabriel Morón, un socialista crítico ante la colaboración con la dictadura de Primo de Rivera”. (Otoño, 2010). HAOL, 23, pp. 7-20. 
Tusell, J. Radiografía de un golpe de Estado. El ascenso al poder del general Primo de Rivera, Madrid, 1987. 
Vila San Juan, José L. La vida cotidiana durante la Dictadura de Primo de Rivera. Barcelona: Argos Vergara, 1984.

TRABAJO DE FIN DE CURSO: Mª Belén Holgado Cristeto, Miguel Pereiro Expósito, Cesar Antonio Amaris Malo, y Sergio Carazo Molina

viernes, 21 de diciembre de 2012

LA RESTAURACIÓN


        La Restauración abarca desde el 29 de diciembre de 1874, fecha del triunfo monárquico a favor de Alfonso XII en Sagunto, hasta septiembre de 1923 con el acceso al gobierno, por medio del golpe de estado, de Miguel Primo de Rivera. En este período la política gravita en torno al sistema canovista. Cánovas del Castillo, creador de la Unión Liberal fue a quien Isabel II asignó para liderar el partido Alfonsino, durante el Sexenio revolucionario. Una vez logrado su objetivo concibe un nuevo sistema político inspirado en el modelo británico. Así, la Monarquía parlamentaria bicameral y el bipartidismo, acaban con el sistema unipartidista. En 1876 se aprueba la Constitución.

Los dos grandes partidos son, por un lado el conservador, presidido por Cánovas del Castillo, que está integrado por moderados de la época isabelina. Lideran la política durante la Restauración hasta que, a fines de siglo, surgen problemas internos que provocan la escisión. Aparecen, entonces, los reformistas liderados por Silvela.

            Por otro está el partido liberal liderado por Sagasta, su base se corresponde con los progresistas de la época de Isabel II junto a radicales y unionistas. Durante los años en que ocupan el poder incorporan leyes avanzadas como el sufragio universal.
Ambos partidos se suceden en el poder a lo largo del reinado de Alfonso XII.
Tras un primer momento donde se logra alcanzar cierto grado de estabilidad y orden público al poner fin a la guerra carlista y pacificar Cuba mediante el tratado de Zanjón, le sigue una etapa donde los problemas de tipo político, social, educativo, etc. crecen, a lo que se une el falseamiento y manipulación de elecciones. La figura del cacique, de acuerdo con las fuerzas vivas del pueblo (cura, maestro, etc) consigue influir en la población para que vote a uno u otro partido. Estos pucherazos hacen que el pueblo se desentienda de la política, huyendo a los partidos de la oposición. El objetivo está logrado. Se produce una alternancia en el poder ejercido casi siempre por los mismos. Mientras, la política va decayendo, los trabajadores se acercan a las asociaciones obreras que adquieren gran fuerza.

            1898 es un año que marca un antes y un después en la historia de España, ya que, desde el punto de vista interno, supuso el fin de la Restauración, el brote de los nacionalismos, la trasformación socioeconómica, el nacimiento del sindicalismo, y la alternancia de partidos entre conservadores, con Cánovas a la cabeza, y los liberales, con Sagasta.

Soldados de la Guerra de Cuba

            En cuanto a la política exterior, se produce el fin del imperio colonial español. Así, con el Tratado de París de 10 de diciembre de 1898, España renuncia definitivamente a su soberanía sobre Cuba, cede a Estados Unidos las islas Filipinas, a cambio de veinte millones de dólares, así como Puerto Rico.
            En 1899 con el Tratado hispano-alemán, España cede a Alemania las islas Marianas (con la excepción de Guam), las Carolinas y las Palaos, a cambio de quince millones de dólares.
            La enajenación de nuestros territorios de ultramar provocó una profunda crisis en los intelectuales españoles, hasta el punto de denominarse a ese grupo de literatos, pensadores y ensayistas, la Generación del 98.
            Joaquín Costa asimiló la Restauración con “oligarquía y caciquismo”.

            El reinado de Alfonso XIII fue muy convulso: inestabilidad gubernamental, derrotas militares en Marruecos que acabaron por provocar la Semana Trágica en 1909, al negarse los soldados en Barcelona a ser enviados a aquella guerra en África.
 Además se aprobó la Ley del Candado, por la que los gobernadores civiles regulaban el derecho de asociación.
Una serie de hechos, como el de que en 1917 se hicieran más fuertes las reivindicaciones autonomistas, el crecimiento de la conflictividad social, el que en julio de 1921 se produjera el Desastre de Annual y el que el presidente Eduardo Dato fuera asesinado por los anarquistas, provocaron que se produjera el golpe de Miguel Primo de Rivera en 1923.
A partir de este momento tiene lugar la militarización de la administración pública. Para solucionar los problemas principales que desestabilizaban la gobernabilidad de la nación, Primo de Rivera declaró el estado de guerra en Cataluña y solucionó la cuestión de Marruecos con el exitoso desembarco de Alhucemas.
Una vez resuelto esto, sustituyó la Dictadura militar por una Dictadura civil.
Durante su gobierno acometió numerosas reformas que modernizaron el país desde el punto de vista económico.
En 1926 fracasó el pronunciamiento republicano de la “Sanjuanada”, finalmente, en enero de 1930,  Miguel Primo de Rivera presentó su dimisión. La oposición contra Alfonso XIII siguió creciendo.
En 1931 firman el Pacto de San Sebastián tres  generaciones de intelectuales: la de 1898, encabezada por Ángel Ganivet con su Idearium español, esta generación estuvo formada por escritores como Pío Baroja, Azorín, Unamuno, Valle-Inclán, Ramiro de Maeztu y Antonio Machado; la de 1914, Juan  Ramón Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Gómez de la Serna  y Gabriel Miró, y la de 1927, con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y  Vicente Aleixandre.
El 14 de abril de 1931 se proclama la 2ª República.

Referencias bibliográficas
-LARA MARTÍNEZ, Laura y LARA MARTÍNEZ, María. “La Restauración: fase de crisis y desintegración (1898-1931)”en  www.liceus.com

-MOLAS RIBALTA, Pedro. Manual de Historia Moderna de España. Madrid: Espasa Calpe, 1988.

AUTORES: Cesar, Sergio, Miguel y Belén

martes, 4 de diciembre de 2012

ÚNICA CONTRIBUCIÓN Y CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA


La intención del marqués de la Ensenada con su proyecto de Catastro era simplificar las rentas provinciales y sustituirlas por una Única Contribución que estuviera en proporción a lo que cada uno tenía, con esto se evitaría que la imposición recayera únicamente en el pueblo llano, librándose la nobleza y el clero.

     

El marqués de la Ensenada

En España se realizarán tres catastros a lo largo del siglo XVIII:

1)      El catastro de Patiño, en Cataluña (1715-1716).
2)      El catastro de Ensenada, en los reinos de Castilla y León (1749-1757) aunque nunca llegó a llevarse a cabo.
3)      La Planimetría General de Madrid (1749-1752), en la capital.

            Para averiguar lo que tenía cada uno, era preciso investigar los bienes de todos los vasallos, incluidos los nobles y los eclesiásticos.

En lo relativo a la riqueza averiguada, ésta se organizaría en dos ramos: el de lo real (bienes y derechos) y el de lo industrial-comercial (utilidad o lucro derivados de la actuación profesional, fuese de tipo artesanal, liberal o comercial).

El Catastro, pues, eran las declaraciones de bienes de los titulares, que eran comprobadas por la Administración con ayuda de peritos y técnicos, constitución de los libros donde se registraba todo, cálculo de valor fiscal de esos bienes y establecimiento de los estadillos de resumen de cada pueblo y de cada provincia. Todo esto para calcular las rentas locales, provinciales (consistentes en alcabalas, millones, cientos, etc.) y la del Reino.

Para ello se crea la Real Junta de la Única Contribución, con sede en Madrid, en el palacio del Buen Retiro, que dependía del Rey y estaba formada por miembros de los Consejos e Intendentes provinciales (posteriormente formarán parte de Contadurías Provinciales), que tenían a su vez oficiales a su cargo para que confeccionaran los libros en los que se registraban los asientos, como garante público estaba el escribano. También intervenían geómetras que medían el término, agrimensores que verificaban los datos de cabida de tierras y casas, asesores jurídicos y alguaciles. Para eludir las suspicacias del Clero, se pone al frente al Inquisidor General. Su secretario Bartolomé Sánchez de Valencia, que había dirigido la operación piloto en Guadalajara, es el alma de todo el proceso. También es fundamental el marqués de Puertonuevo, que actuó de analista, consultor y asesor. Todo ello a cuenta del Erario Real.
  
Aunque el marqués de la Ensenada cayó en 1754, el proyecto continuó, y en 1756 el trabajo ya estaba prácticamente terminado, con excepción de Murcia y de Madrid, esta última debido a que las élites intentaron ocultar sus bienes.


Páginas del Catastro

Incluso se obtuvo el Breve del Papa Benedicto XIV autorizando la aplicación de la Única Contribución a los bienes eclesiásticos.

Pero tienen lugar una serie de hechos que impidieron que el proyecto llegara a ponerse en marcha: la muerte de Bartolomé Sánchez de Valencia y la inacción de la Administración por la depresión del Rey Fernando VI tras la muerte de su esposa.

Aunque en tiempos de Carlos III se intenta poner otra vez en marcha, acabará por abandonarse en 1779.

El proyecto costó cinco años de esfuerzo y 40 millones de reales, trabajaron en ello más de 6000 hombres, los peritos fueron más de 90.000 fueron registradas más de 7 millones de personas. Fue un trabajo exhaustivo sobre el terreno y sobre los archivos.

En resumen: el catastro era una pieza fundamental de modernización, que servía para superar el déficit crónico de las haciendas estatales, conseguir la equidad fiscal entre estamentos (clase sociales) y territorios dentro de un mismo Estado, y como instrumento para conocer el territorio de modo que sirviera para mejorar en el futuro infraestructuras y modernizar la agricultura y la industria

Referencias bibliográficas

-CAMARERO-BULLÓN, Concepción. “El catastro en España en el siglo XVIII” en www.eurocadastre.org (visitado el 28 de noviembre 2012).

DÍAZ LÓPEZ, Julián. “La Única Contribución como objetivo de la política ilustrada. La realización del Catastro de Ensenada en el Valle del Andarax”. Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, 14 (1995), pp. 19-41.

-LORENZO CADARSO, Pedro Luis. “Proyecto de la Única Contribución en Zaragoza: el censo de 1733-1734 como fuente para la historia económica y social”. BROCAR, 28 (2004), pp. 195-214.

AUTOR: MIGUEL P.

martes, 27 de noviembre de 2012

PAPEL POLÍTICO DE LAS CORTES DE ARAGÓN

       Las Cortes aragonesas estaban constituidas por cuatro brazos: la alta nobleza, la baja nobleza, el clero y las universidades (municipios). El rey se apoyaba en las Cortes, y estas, a su vez, limitaban el poder real, produciéndose un equilibrio entre rey y reino por medio de la ley. Para comprender esto, debemos acudir a los míticos Fueros de Sobrarbe, por lo cuales los futuros reyes aragoneses estaban obligados a prestar el siguiente juramento: 

          “Nos, que valemos tanto como Vos, que no valéis más que Nos, os juramos como Príncipe y heredero de nuestro Reino con la condición de que conservéis nuestras leyes y nuestra libertad, y haciéndolo Vos de otra manera. Nos no os juramos”. 




Monumento a los míticos Fueros de Sobrarbe


           En época de los Austrias, Aragón continuó con sus propias instituciones y sus propias peculiaridades sociales y económicas, existiendo una relación contractual entre la monarquía y el reino que estaba encarnada en los fueros, aunque el poder fue decantándose más en el rey que en el reino En 1591 se produjo una profunda tensión por las denominadas “alteraciones de Zaragoza”, ya que los organismos políticos no eran capaces de solucionar los problemas que se producían en Aragón. Los aragoneses estaban divididos. 

         Las Cortes se reunieron en Tarazona en 1592, presididas por el arzobispo de Zaragoza, Andrés Cabrera y Bobadilla, y al morir éste, le sustituyó Juan Campi, regente del Consejo Supremo de Aragón. Como resultado se produjeron los siguientes cambios: fin de la ley de unanimidad de individuos y estamentos, se pusieron límites a la presentación de agravios, la Guardia del Reino quedó a disposición del presidente de la audiencia Real, el Justicia de Aragón se declaró revocable a voluntad del rey, se prohibió a los diputados convocar sin permiso del rey a los municipios o particulares, se abolió la libertad de imprenta, el rey podía designar al virrey hasta las siguientes Cortes. Además el servicio al monarca se elevó a 700.000 libras, obligando a los diputados a vender títulos de deuda pública (censales). También se modificaron los “reglamentos” de las Cortes. A pesar de todo mantuvo su identidad foral. La Diputación del Reino realizó una campaña para estimular obras eruditas en las que se corrigieran los errores históricos que perjudicaban a la imagen de Aragón y su proyección hacia el exterior. 

         Durante la época de Felipe II tampoco llegaron a convocarse Cortes, aunque no fue por llevar el monarca una política contraria al ordenamiento jurídico autóctono, sino el caso omiso que la Corte hacía a las inquietudes aragonesas era lo que provocaba el descontento.

        Aunque en época de Felipe III las Cortes no se reunieron, sí se celebraron Juntas o Congregaciones de Brazos. 

       Felipe IV, a partir del proyecto de la Unión de Armas que había planeado el conde-duque de Olivares en el 1625, impulsó una política renovadora y centralizadora. El primer intento para aplicar lar directrices de la nueva política gubernamental será la convocatoria de las cortes de Barbastro, finalizadas en Calatayud en 1626 y que tuvo como resultado que las universidades (municipios) se opusieran a la desmesurada contribución, ya que los aragoneses se encontraban en una situación económica desesperada. Pero las Cortes se habían comprometido a pagar 144.000 libras jaquesas anuales durante quince años, además de lo que les requiriese la monarquía para los conflictos armados. Los estamentos del reino en las Juntas de Zaragoza de 1634, se habían negado a contribuir alegando los acuerdos y condiciones de las últimas Cortes. En 1635 se declaró la guerra entre la monarquía francesa y española, con el consiguiente peligro de invasión. Pero los aragoneses no se comprometieron a contribuir nada de lo que no estuviera establecido por los acuerdos de 1626. La monarquía hispánica también se enfrentaba a una situación internacional complicada, por un lado estaban las maniobras de la cancillería francesa, por otro el agravamiento en los asuntos del principado catalán, ambas cuestiones otorgaron a Aragón un papel estratégico. 

         En septiembre de 1640 las instituciones aragonesas mediaron diplomáticamente entre las partes, pero sus esfuerzos fueron infructuosos, ya que Aragón no podía evitar inclinarse más hacia la parte catalana que hacia Felipe IV. La monarquía se encontró con problemas en las cortes de Castilla, con la revolución de Pau Claris en Cataluña y con las cortes de Lisboa en las que Joao IV fue proclamado rey de Portugal. Además estaba Navarra que había solicitado celebrar cortes en 1641. El marqués de los Vélez entró en Tortosa con su numeroso ejército. Los franceses entraron, por su parte, en el Rosellón. Esto hace que se alteren las negociaciones. El que los catalanes se inclinaran hacia los franceses provocó que los aragoneses se distanciasen de ellos. 
Pau Claris

           El virrey de Aragón apremió para que los representantes aragoneses adoptaran una postura. Los diputados consultaron a los abogados del reino para conocer como podían defender la Monarquía sin menoscabo de sus derechos forales. El virrey consintió derogar la prohibición del fuero de Tarazona de 1592, se consultó a la Corte del Justicia de Aragón, mientras que proseguían las negociaciones diplomáticas entre las instituciones aragonesas y los consellers de Barcelona y los diputats de Cataluña. Pero los catalanes intentaron convencer a los aragoneses de que libraran de Castilla para así conservar sus privilegios. Al final Aragón se avino a aportar hombres y dinero al ejército de la Monarquía. Mientras tanto los franceses avanzaban en Cataluña y amenazaban invadir Aragón. El ejército franco-catalán se dedicó al saqueo y pillaje. 
          Felipe IV convirtió Zaragoza en corte y plaza de armas. Se perdió Perpiñán y el Rosellón. Ante tal difícil situación, el monarca tuvo que demandar más ayuda y Aragón aceptó. El propio Justicia de Aragón publicó un bando en el que animaba a salir a socorrer la frontera. Cuando el ejército de Felipe IV venció en Urgel, los aragoneses se sintieron animados y la Junta de los cuatro estados prorrogó las sisas (impuestos sobre el consumo) del servicio. 

           En 1646 volvieron a convocarse las Cortes para intentar resolver los muchos problemas que no terminaban de resolverse. 

           De 1677 a 1702, en tiempos de Carlos II, tiene lugar una reactivación parlamentaria. Los que estaban a favor del proteccionismo se enfrentan a los que defienden el libre comercio, pero para resolverlo era necesario que se reunieran las Cortes, en ello jugó un papel importante D. Juan José de Austria. El nuevo funcionamiento de las Cortes pretendía dar un gran impulso a la industria aragonesa frente a la francesa. Por otro lado ya no existían las antiguas tensiones con la monarquía. Las Cortes se reunieron en 1684 y se estimuló la liberalización del comercio. 

          La última vez que se reunieron fue en 1702, fueron presididas por la reina María Luisa de Saboya, se prorrogaron los Fueros y actos de Cortes temporales y donaron a la reina 800.000 reales. En el XVIII las Cortes de Aragón desparecen, ya que una parte de los aragoneses habían apoyado al archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión. Los decretos de Nueva Planta abolieron los Fueros en su vertiente pública. 

Referencias bibliográficas

- ARREGUI LUCEA, Luis Felipe. “La curia y las Cortes en Aragón”. Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, 13 (1953), pp. 1-36.

-COLÁS LATORRE, G. Y SALAS AUSÉNS, J. A. “Las Cortes aragonesas de 1626. El voto del servicio y su pago”. Estudios del Departamento de Historia Moderna, 4 (1975), pp. 87-139. 

-CORONA MARZOL, Carmen. “Origen i evolució de les institucions polítiques a la Corona d’Aragó” en Història de la Corona d’Aragó. Ernest Belenguer Cebrià (coor.). Barcelona, 2007, pp. 73-94. 

GIESEY, R. A. If not, not. The Oath of the Aragonese and the legendary laws of Sobrarbe. New Jersey: Princeton, 1968. 

-GIL PUJOL. Francisco Xabier. De las alteraciones a la estabilidad Corona, Fueros y Política en el reino de Aragón, 1585-1648 (Tesis Doctoral) Barcelona, 1988. Un resumen de su Tesis Doctoral en Pedralbes, 10 (1990), pp. 217-224. 

-GIL PUJOL, Francisco Xabier. “Las Cortes de Aragón en la Edad Moderna: comparación y revaluación”. Revista de las Cortes Generales, 22 (1991), pp. 79-122. 

-GIL PUJOL, Francisco Xabier. “Parliamentary life in the Crown of Aragon Cortes, Juntas de Brazos, and other Corporative Bodies”. Journal of early modern history, V-7, 4 (2003), pp. 362-394. 

-LALINDE ABADÍA, J. Los Fueros de Aragón. Zaragoza: Librería General, 1978. 

-SOLANO CAMON, Enrique; SANZ CAMANES, Porfirio. “La monarquía hispánica y el reino de Aragón en tiempos de crisis. La década de 1640”. Cuadernos de Historia de España, 76 (2000), pp. 239-254.

 -www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=4319 (visitado 14/11/2012)

AUTOR: Sergio