La Restauración abarca desde el 29 de diciembre de
1874, fecha del triunfo monárquico a favor de Alfonso XII en Sagunto, hasta
septiembre de 1923 con el acceso al gobierno, por medio del golpe de estado, de
Miguel Primo de Rivera. En este período la política gravita en torno al sistema
canovista. Cánovas del Castillo, creador de la Unión Liberal fue a quien Isabel
II asignó para liderar el partido Alfonsino, durante el Sexenio revolucionario.
Una vez logrado su objetivo concibe un nuevo sistema político inspirado en el
modelo británico. Así, la Monarquía parlamentaria bicameral y el bipartidismo,
acaban con el sistema unipartidista. En 1876 se aprueba la Constitución.
Los dos grandes partidos son, por un lado el conservador,
presidido por Cánovas del Castillo, que está integrado por moderados de la
época isabelina. Lideran la política durante la Restauración hasta que, a fines
de siglo, surgen problemas internos que provocan la escisión. Aparecen,
entonces, los reformistas liderados por Silvela.
Por
otro está el partido liberal liderado por Sagasta, su base se corresponde con
los progresistas de la época de Isabel II junto a radicales y unionistas.
Durante los años en que ocupan el poder incorporan leyes avanzadas como el
sufragio universal.
Ambos partidos se suceden en el poder a lo largo del
reinado de Alfonso XII.
Tras un primer momento donde se logra alcanzar cierto
grado de estabilidad y orden público al poner fin a la guerra carlista y pacificar
Cuba mediante el tratado de Zanjón, le sigue una etapa donde los problemas de
tipo político, social, educativo, etc. crecen, a lo que se une el falseamiento
y manipulación de elecciones. La figura del cacique, de acuerdo con las fuerzas
vivas del pueblo (cura, maestro, etc) consigue influir en la población para que
vote a uno u otro partido. Estos pucherazos hacen que el pueblo se desentienda
de la política, huyendo a los partidos de la oposición. El objetivo está
logrado. Se produce una alternancia en el poder ejercido casi siempre por los mismos.
Mientras, la política va decayendo, los trabajadores se acercan a las
asociaciones obreras que adquieren gran fuerza.
1898 es un año que marca un antes y
un después en la historia de España, ya que, desde el punto de vista interno,
supuso el fin de la Restauración, el brote de los nacionalismos, la
trasformación socioeconómica, el nacimiento del sindicalismo, y la alternancia
de partidos entre conservadores, con Cánovas a la cabeza, y los liberales, con
Sagasta.
Soldados de la Guerra de Cuba
En cuanto a la política exterior, se
produce el fin del imperio colonial español. Así, con el Tratado de París de 10
de diciembre de 1898, España renuncia definitivamente a su soberanía sobre
Cuba, cede a Estados Unidos las islas Filipinas, a cambio de veinte millones de
dólares, así como Puerto Rico.
En 1899 con el Tratado
hispano-alemán, España cede a Alemania las islas Marianas (con la excepción de
Guam), las Carolinas y las Palaos, a cambio de quince millones de dólares.
La enajenación de nuestros
territorios de ultramar provocó una profunda crisis en los intelectuales
españoles, hasta el punto de denominarse a ese grupo de literatos, pensadores y
ensayistas, la Generación del 98.
Joaquín Costa asimiló la
Restauración con “oligarquía y caciquismo”.
El reinado de Alfonso XIII fue muy
convulso: inestabilidad gubernamental, derrotas militares en Marruecos que
acabaron por provocar la Semana Trágica en 1909, al negarse los soldados en
Barcelona a ser enviados a aquella guerra en África.
Además se aprobó la Ley del Candado, por la
que los gobernadores civiles regulaban el derecho de asociación.
Una
serie de hechos, como el de que en 1917 se hicieran más fuertes las
reivindicaciones autonomistas, el crecimiento de la conflictividad social, el
que en julio de 1921 se produjera el Desastre de Annual y el que el presidente
Eduardo Dato fuera asesinado por los anarquistas, provocaron que se produjera
el golpe de Miguel Primo de Rivera en 1923.
A
partir de este momento tiene lugar la militarización de la administración
pública. Para solucionar los problemas principales que desestabilizaban la
gobernabilidad de la nación, Primo de Rivera declaró el estado de guerra en
Cataluña y solucionó la cuestión de Marruecos con el exitoso desembarco de
Alhucemas.
Una
vez resuelto esto, sustituyó la Dictadura militar por una Dictadura civil.
Durante
su gobierno acometió numerosas reformas que modernizaron el país desde el punto
de vista económico.
En
1926 fracasó el pronunciamiento republicano de la “Sanjuanada”, finalmente, en
enero de 1930, Miguel Primo de Rivera
presentó su dimisión. La oposición contra Alfonso XIII siguió creciendo.
En
1931 firman el Pacto de San Sebastián tres generaciones de intelectuales: la de 1898, encabezada
por Ángel Ganivet con su Idearium español, esta generación estuvo
formada por escritores como Pío Baroja, Azorín, Unamuno, Valle-Inclán, Ramiro
de Maeztu y Antonio Machado; la de 1914, Juan
Ramón Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, José Ortega y Gasset, Gregorio
Marañón, Ramón Gómez de la Serna y
Gabriel Miró, y la de 1927, con Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso
Alonso, Jorge Guillén y Vicente
Aleixandre.
El
14 de abril de 1931 se proclama la 2ª República.
Referencias
bibliográficas
-LARA MARTÍNEZ, Laura y LARA MARTÍNEZ, María. “La Restauración: fase de crisis
y desintegración (1898-1931)”en www.liceus.com
-MOLAS RIBALTA, Pedro. Manual de
Historia Moderna de España. Madrid: Espasa Calpe, 1988.
AUTORES: Cesar, Sergio, Miguel y Belén
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